LO IMPRESCINDIBLE PARA VIVIR. MY STUFF.


El finlandés Petri Luukkainen evidencia el sinsentido del consumismo desenfrenado en el que vivimos y muestra la libertad del que no posee nada en su película 'My Stuff: lo imprescindible para vivir'. 

Se deshizo de todas sus pertenencias y comenzó un experimento para descubrir qué requería realmente en su vida.

Con 26 años y en medio de una crisis monumental, este joven finlandés intentó calmar su tristeza a golpe de tarjeta de crédito.
No funcionó, los objetos no le dieron la alegría que había perdido. Cansado de sentirse mal, se lanzó a una apasionante aventura: descubrir qué era, en medio de su bienestar, lo que faltaba en su vida. "Compartir te hace sentir mucho más libre que poseer", es una de las conclusiones a las que llegó después de la experiencia.
Luukkainen se deshizo de absolutamente todas sus pertenencias, excepto de su casa, las guardó en un trastero y  comenzó el experimento que grabaría. Se puso tres reglas: durante un año todas sus cosas materiales estarían en un trastero, sólo podría recuperar una cada día y estaría prohibido comprar nada nuevo. 
La primera noche, cuando las calles estaban ya vacías, salió desnudo corriendo sobre la nieve hasta el trastero y cogió el primer objeto: un abrigo. Con él se cubrió y sobre él durmió.
Los estragos emocionales del consumismo
"Mis cosas empezaron a definir quién soy. Necesito espacio para pensar por qué no soy feliz", explica ante la cámara, con la que graba este documento, rebelión contra las cosas y de testimonio de los estragos emocionales que ocasiona el consumismo. 
Que en las sociedades del mundo occidental no necesitamos todo lo que tenemos es más que evidente, pero ¿qué es lo que de verdad necesitamos? La pregunta se va respondiendo a medida que avanza la película y el espectador se va preguntando qué haría él, qué cosa escogería, si estuviera en el lugar de Luukkainen.

"Al principio pensé que deshacerse de todo era una auténtica locura y que no funcionaría". "Decidí dejar veinte cosas en mi apartamento. Pero entonces empecé a pensar cuáles eran las veinte cosas más importantes. No podía decidirme. Así que guardé todo. Al fin y al cabo, el experimento era justamente eso, definir qué necesitaba en mi vida para ser feliz".
"Me quedaría con la nevera"
En My Stuff: lo imprescindible para vivir aparecen la familia y los amigos, cómplices en su aventura. "Después de la guerra la gente no tenía tantas cosas. Tener un puesto de trabajo ya era mucho. Al final lo acabas dejando todo atrás", le dice su abuela, quien a la pregunta de con qué se quedaría ella, contesta: "Me quedaría con la nevera, si no, la comida se echa a perder".
Es invierno en Helsinki, Petri Luukkainen no necesita nevera, es suficiente con colocar la comida en la parte de fuera de la ventana. No le hace falta el frigorífico. Sí saca, unas botas, un edredón, el colchón y una camisa. Ya puede ir a trabajar. Aunque no tenga calzoncillos ni calcetines, nadie se dará cuenta de eso.
"Hemos llegado a pensar si no te habrías vuelto loco. Uno siempre desea liberarse de todo, pero no es más que huir de la realidad", le confiesa su mejor amigo, Eero, a quien, poco a poco, va extrañando menos y comprendiendo más el experimento de Petri.  Y la sorpresa llega cuando siente que ya tiene lo que necesita.
"Siete cosas es abundancia"
"Siete cosas es abundancia, no necesito una cosa cada día", afirma solo una semana después de haber iniciado el experimento. 
Así, Luukkainen decidió estar diez días sin visitar el trastero. Pasado ese tiempo volvió y recuperó algunas cosas más. Entre ellas no se encuentra su teléfono móvil, un objeto que, realmente, no le hace ninguna falta. "Estoy bien sin teléfono, el problema lo tienen los demás -dice-. Se está bien cuando la gente no puede contactar contigo. Te sientes más libre".
Día a día, durante todo un año, la curiosa investigación de Petro Luukkainen va avanzando. Nada de lo que al comienzo de esta historia parecía importante para él, lo es realmente. En su nueva vida no echa de menos los CD de música sin los que creía que no podría vivir, ni sus aparejos de pesca... Su felicidad no depende de ello, tiene más que ver con la relación con su familia, con sus amigos y con Maija, una chica a la que ha conocido y con la que ha empezado a salir. 
Tenía razón su abuela cuando le dijo que "las cosas que tienes no son indicativas de tu felicidad", a él con "cincuenta, sesenta cosas" le basta.
"Me llamo Petri, tengo 26 años y soy soltero. Me gustan las cosas", es la declaración del principio de My Stuff: lo imprescindible para vivir, una película que demuestra el sinsentido del consumismo en el que vivimos, y que, es el motor del sistema que sostenemos. Poco antes de que termine el experimento, en una escena en casa de su amigo, que está montando la cuna para el bebé que su pareja está a punto de tener, Luukkainen curiosea una caja, son las cosas que el Estado ha enviado para ese futuro ciudadano. Hay 57 objetos dentro del ‘lote de maternidad', un cepillo de dientes de juguete, un cepillo para el pelo, unas tijeras para las uñas... "No está mal para empezar". "Poseer es una responsabilidad y las cosas son una carga. La abuela tenía razón, tu vida no está hecha de tus cosas".
Begoña Piña.



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