Motoi Yamamoto está fascinado por la interconexión de los seres vivos y el simbolismo de la sal en cuanto a la vida y la muerte.
Crea laberintos impresionantes, túneles y escaleras, mundos de fantasía hechos de sal.
En la cultura japonesa, la sal es muy importante. En tiempos de luto, se utiliza para purificar el cuerpo y alejar a la muerte luego de los funerales, para quienes siguen en este mundo y para alejar a los malos espíritus que se esconden en los rincones oscuros de los hogares.
Cuando un familiar va a morir, le preguntan: ¿Vas a sacudir la sal sobre mí desde algún lugar en el cielo para protegerme?
Yamamoto nació en Hiroshima, Japón, empezó a trabajar con sal después de la muerte de su hermana con 24 años de edad. Las imágenes que dibuja, son laberintos sin un punto final claro, parecen no llevar a ningún lugar, sin embargo, Yamamoto dirige su obra hacia un solo propósito, la meditación. Los laberintos son monumentales, tanto en tamaño como en simbolismo.
El artista dice de su obra: "Dibujando un laberinto con sal es como seguir un rastro de mi memoria, los recuerdos parecen cambiar, transformarse y desaparecer con el tiempo sin embargo, lo que busco es la manera en la que puedo tocar y sanar un momento precioso. Siempre sigo en silencio los trazos que dibujo, ellos son los que me controlan, me guian y me calman, desde el comienzo hasta el final".
Después de que termina de completar su obra, Yamamoto pide que la sal, se devuelve al océano, ya que ese fue su punto de partida. Es una belleza meditativa sobre los caminos de la vida, la no permanencia, el comienzo, la muerte, la memoria y el desapego.
Comenzar, caminar, desintegrarnos y volver a la Tierra, ese es su mensaje.
El Huffington. Traducción: Semillas Solares.
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