Muchos aspirantes a universitarios están cambiando sus libros y sus apuntes, por guías de viajes y mochilas.
Aunque las dos opciones tienen sus beneficios, hay cosas que no se aprenderán en una clase de la universidad.
Viajar es integrar, es encontrarnos con nosotros mismos y en ocasiones, con nuestros antepasados. Es ampliar la visión y la mente. Nos mueve a salir de nuestra zona de confort y cuando el viaje es en solitario, la experiencia es mucho más enriquecedora.
Viajar es integrar, es encontrarnos con nosotros mismos y en ocasiones, con nuestros antepasados. Es ampliar la visión y la mente. Nos mueve a salir de nuestra zona de confort y cuando el viaje es en solitario, la experiencia es mucho más enriquecedora.
1. Somos capaces de mucho más.
Viajar nos muestra diferentes aspectos de nosotros mismos. Un viaje puede producir un impacto tangible y duradero en nuestra vida.
Viajar puede convertir a los introvertidos en extrovertidos, a los solitarios en una compañía enriquecedora, a los miedosos en valientes, empuja y mueve nuestros límites, tanto físicos como mentales, nos adaptamos a situaciones desconocidas o que creíamos incómodas. Soltamos y nos dejamos sorprender por el lugar, su gente, sus costumbres, su forma de vivir la vida, la diversidad de razas, religiones, comidas, olores, cómo honran a la vida en cada lugar, todo esto nos saca de nuestra zona de confort y se abre un abanico de posibilidades muy diferentes a las que vivimos día a día y así, descubrimos que somos capaces de hacer cambios que nos permiten disfrutar mucho más.
2. El ser humano es intrínsecamente bueno.
Independiente de donde vivamos, los seres humanos buscamos prácticamente lo mismo, vivir felices.
Viajar nos muestra y nos recuerda que estamos unidos, que son muchas más las similitudes que las diferencias. Puede cambiar el aspecto, la forma de manifestarnos pero siempre, hay un soplo de bondad en cada uno de nosotros que se hace más palpable en los viajes. Siempre nos encontraremos con hospitalidad, ayuda, alimentos, siempre hay alguien que comparte lo que tiene o te acompaña un tramo del camino. La bondad está en todas partes del mundo y en cada ser humano.
3. Somos un grano de arena en el Universo.
Escuchamos decir que somos especiales. Empezando por nuestra familia, amigos, no dejan de recordarnos lo importante que somos, y cada uno, se lo repite a sí mismo.
Viajar nos sacará de nosotros mismos. Hace que "dejemos de vernos el ombligo". Viajar nos volverá humildes, hace que nos demos cuenta de lo realmente enorme, variado y grandioso que es este mundo.
Cada uno es especial y único. Cada uno forma parte de un gran engranaje universal. Cada uno es perfecto y único. Gracias a la diversidad del género humano, seguimos evolucionando.
4. Los estereotipos nos separan.
Viajar despeja nuestra mente de juicios y etiquetas. Aunque hay rasgos comunes para las diferentes razas, países o religiones, siempre hay excepciones. Generalizar nos puede llevar a edificar muros en vez de disolverlos. Viajar nos da la oportunidad de integrar, rectificar y cambiar aquellos pensamientos que eran erróneos.
5. El mundo no es un lugar peligroso.
Reportajes de guerras, conflictos armados o ataques terroristas, información que intenta manipularnos.
Apenas escuchamos esas noticias bonitas y cálidas del mundo, noticias inspiradoras, de personas maravillosas, lugares majestuosos que existen y están ahí. Solo necesitamos salir, viajar y los encontraremos. Son mucho más abundantes de lo que creemos.
6. Una persona puede hacer la diferencia.
Pequeños gestos pueden crear algo realmente significativo. No es necesario salvar a un pueblo completo o resolver todos los conflictos del mundo. En cada lugar que visites puedes ofrecer lo mejor de ti, un gesto amable, una sonrisa, respetar el lugar y la forma en que viven, siempre puedes aprender algo y luego integrarlo a tu vida.
Semillas Solares. Así me lo han Dicho.
Semillas Solares. Así me lo han Dicho.
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