Seguramente el espacio que dedicamos al mundo de los smartwatch no va a disminuir en el breve período de tiempo. Más bien, parece que viviremos una situación completamente contraria, ya que es muy probable que nos encontremos con que más y más marcas hagan sus apuestas en este mundillo de los wearables. Eso sí, en ese sentido, lo que está aflorando es un intento por copar el sector del lujo, dejando fuera a las marcas que hasta ahora se habían mostrado como líderes en el campo de los relojes, y apostando por “robarles” ese sitio ya han aparecido nuevas apuestas. La más reciente, la mostrada por Huawei.
Si el Apple Watch fue el primero en mostrar públicamente su interés por acercarse a ese consumidor de lujo, al menos en cuanto a gigante de la tecnología, no parece que el mundo Android quiera quedarse atrás, y la apuesta de Huawei viene a complementar las que hasta ahora eran las ediciones más exclusivas de otros fabricantes por precio, pero que no acababan de ser diseñadas como una verdadera joya. En ese sentido, algunas compañías relojeras ya han admitido que también ellas trabajan en crear relojes que sean como los de siempre, pero que integren funciones de smartwatch. Por el momento, van un paso atrás en la carrera que han iniciado las tecnológicas.
La verdad es que cuando se analiza el mundo smartwatch se llega a dos conclusiones. La primera de ellas es que han tardado mucho en arrancar. Aunque en 2014 hemos visto a la gran mayoría de los fabricantes apostando por el mercado en términos absolutos, ya hace más de tres años que tenemos dispositivos de similares características. No tan avanzados, pero sí parecidos por los que el público mayoritario no apostó. En el otro lado de la balanza, el mundo clásico de los relojes, aún pese a la crisis, no sufre las consecuencias en el segmento del lujo, pero vemos como la tecnología adaptada a ese mundo, como los terminales bañados en oro o con incrustaciones, no corren la misma suerte.
Por todas esas razones, quizás si haya sitio para smartwatch de lujo pensados para lucir como una verdadera joya con posibilidades tecnológicas de lo más amplias, pero no tanto espacio, o al menos no un tan amplio mercado como parece que se está dando por supuesto. Si ahora todas las marcas que actualmente disponen de relojes inteligentes en el mercado se acaban por plantear que quieren una versión de lujo, la burbuja acabará por explotarles. Además, si consideramos lo costoso que supone para ellas apostar por ese sector, las pérdidas pueden ser realmente importantes para las casas matrices, e incluso podrían no verse superadas por los ingresos de las versiones más básicas, ya que en estas si bien el beneficio puede ser amplio no cubre los costes que requieren los materiales preciosos de las versiones premium.
Probablemente en este 2015, cuando se lance el Apple Watch y veamos el Huawei de oro en el mercado sí sepamos hacia dónde se moverá el mercado. Pero no creo que las cosas puedan cambiar tan rápidamente como para hacer que todos aquellos consumidores que pueden y quieren apostar por relojes de oro deseen ahora tener un smartwatch con tales características. El tiempo dirá si tengo la razón o si me equivoco.
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